Martes 15
La partida de ajedrez entre mi vecino y yo estuvo muy
interesante. ¡Cuánta pasión puede despertar un juego! Si Marta estuviera aquí,
diría que es una estupidez, banalidad pura. Yo la quiero, pero no soporto su
verbosidad pueril y sarcástica. La extraño, es cierto. Supongo que hemos
llegado al primer nivel de la despedida.
Rob Gonsalves
Miércoles 16
Pienso en su risa color tormenta, sus dedos frágiles de
pianista. Pienso en Marta hasta en sueños. Sueño en Marta, en la tormenta de
abril y su melodía contra el piano. Pienso en nuestra despedida después del
almuerzo, el andén, los trenes atestados. Marta es una reina sin alfiles. Tal
vez sea hora de otra partida contra mi vecino.
Jueves 17
El mail de Marta renovó mi esperanza. Espero que no
superemos el segundo nivel de despedida porque eso aniquilaría toda fe en mí.
Dice que el clima es una maravilla, que el hotel y la gente, que las playas...
dice que volverá pronto con muchos regalos. Dice, dice, dice. Estoy cansado de
esperarla. Cómo quisiera tenerla a mi lado esta tarde en que los álamos del
parque resplandecen a través de la ventana.
¡Cómo extraño la risa de Marta!
Rob Gonsalves
Viernes 18
La llegada de mi reina sin alfiles está demorada. Parece
que el avión... No sé, me parece que son excusas de Marta para no regresar. Se
ha enamorado del mar. Se ha enamorado de.
Sábado 19
Las despedidas son duras, el alma no las digiere. Nuestra
despedida ha llegado al nivel tres que significa angustia, sombras, mutismo
absoluto. Hoy jugamos nuevamente ajedrez mi vecino y yo. La partida fue ardua,
codo a codo, como cuando pienso en Marta y su ausencia.
Domingo 20
Marta no llama por teléfono... Es increíble hasta qué
punto puede distraerse una mujer con el mar. Ni siquiera una tarjeta postal que
atestigüe su estadía. Quisiera correr a buscarla.
Lunes 21
Durante la última partida, mi vecino y yo discutimos
acerca de las despedidas. La de Marta supera todos los niveles comprensibles.
Hace unas horas fui a comprar un pasaje de avión. Esta noche me espera una
reina con su mar y su risa de tormenta.
Rob Gonsalves
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