Fue la curiosidad quién llevó a
la niña a recorrer los distintos ambientes de aquella casa antigua, es que la
gran cantidad de flores y plantas parecían tener vida propia. Invadida por la
magia de esa belleza, dirigió sus pasos a una biblioteca que pronto la envolvió
en historias maravillosas.Se vio inmersa en un mundo de
pétalos púrpura aterciopelados,
aromas exquisitos, historias que se fueron sucediendo en forma
ininterrumpida, a la vez que movía sus
piernas blancas que colgaban de aquella flor roja gigante.
Eunjung Shing, de Seul, Corea
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