Miércoles 11 de
julio
En este
momento, puedo ver los rayos del sol
traspasar una deformada figura
elevándose desde el escarchado césped, fruto de la rigurosa helada
nocturna. Tengo que hacer un gran esfuerzo para no soltar ni
una lágrima, ni siquiera media palabra
para pedir una tregua. Para mi hijo no es ninguna sorpresa el hecho de
encontrarme debajo del árbol de alcanfor en esta mañana tan fría. Transito los primeros grados
de dolor.
Domingo 15
Este es un día para
disfrutarlo en familia. La fragancia del alcanfor perfuma como nunca el ambiente dominguero. En la
radio, el turismo de carretera. Mientras
la carne sobre la parrilla inunda
el vecindario, preparo las ensaladas, el mantel blanco en la mesa del comedor, las copas, que no falte
ningún cubierto, como suele ocurrir. Actúo
automatizada, quizás para no oír las deliberaciones que se suceden en el patio.
En medio del vermouth, los maníes, el queso
y algún que otro aperitivo, escucho las deliberaciones. Hay que sacarlo. Mirá como ha destrozado el piso. A su vez,
mi esposo sugiere que tal vez al
cortarle un poco las raíces y podarle las ramas más altas tal vez logren salvarlo.
Todos hablan a la vez. Yo en silencio.
Estudio sobre el color Nuevo.
Kandinsky
Martes 17
Los plazos se
acortan y mi escala del dolor comienza
en el séptimo grado, siento un rápido ascenso cuando una vecina al
enterarse, se lamenta y también
interfiere diciéndonos que la privaremos de esa altísima y frondosa copa, que le da abrigo y frescura a su casa. Trato
de concentrarme en las tareas del hogar. Me ocupo de
lavar las cortinas, que al tenderlas zigzaguean
en ritmo de un vals en su
choque con el viento. Cada soplo es una incitación a las hojas
rojas del alcanfor, las que logran producir un intenso cimbreo en mi piel, aventurando
un adiós. Entonces
paso del sétimo al noveno grado pero nunca desciendo a un cuarto de
dolor.
Jueves 19
En este día, necesito convencerme yo misma del problema, y
asumir lo que se avecina. Entonces,
comienzo a graduar el dolor,
descendiendo a un cuarto grado pero sin
proponérmelo paso de un quinto al séptimo
y del octavo al noveno. Drásticamente voy
de un orden ascendente y descendente… ya
sin ninguna esperanza pues la afilada sierra
ha empezado a retajar y enormes troncos caen cerca de mis pies.
Sábado 21
Estoy levantada
desde muy temprano y no quiero abrir la ventana. Al patio le falta su sombra,
el zorzal vuela sin rumbo y también las calandrias y mi
nivel de comprensión, ignora si ya he
pasado el décimo grado de dolor. A esta altura de los acontecimientos ya no me importa
o no tengo fuerzas. Para encontrar un equilibrio en la escala del dolor voy a suspender mi diario por varios días.
Wassily Kandinsky
The Great Gate Of Kiev
Stage Set For Mussorgsky's Pictures
At An Exhibition
Septiembre
Lunes 3
A primera hora, abro la
ventana y veo la fuerza del fresno brillando con todo su verdor, tomando
protagonismo en la vanguardia del patio, aunque
todavía flota en el aire el bálsamo y la
sombra de mi árbol de alcanfor. Trato de
terminar rápidamente con la limpieza de la casa, para luego dedicarme a la tarea del taller. Todavía
recuerdo cuando tiempo atrás, le
dediqué aquel relato que llevaba como titulo, “Monologo del árbol de alcanfor”, donde hablaba del patio pintado de bermellón, de los juegos sobre esos resistentes brazos
que sostuvieron un columpio.
Domingo 9
Observo cada rincón
y recibo con júbilo un diminuto retoño
de alcanfor que asoma desde una maceta.
Viernes 21
Hoy la primavera
esta más presente que nunca en la casa. Es cautivante
la fragancia del limonero en flor, las flores de las petunias con su inmaculada blancura, los capullos de
malvones dándose impulso sobre la pared,
pero también hay un halo de una
inconfundible fragancia alcanforada que
solamente yo percibo
"Arbol de Kandinsky"
Trabajo de taller observando
los Círculos Concéntricos de
Wassily Kandinsky"
Wassily Kandinsky"
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