Vuelos, descensos y caídas del taller literario de la Asociación Cultural Rumbo

22 de noviembre de 2011

AUTOBÍO, por Victoria Marin


Ya te olvidé.
La flor del jardín más lindo,
la del cantero grande, al lado de los jazmines.
La que regué el día que cumplí dos años.
La que tenía mi abuela.
Ya te olvidé.
El cuento del gnomo del árbol.
El que fabricaba brebajes 
de alcohol y de manzana.
Ya te olvidé.
La cuna vacía al costado.
Golpe de puño en el alma.
Tu nombre en cada esquina de una casa.
Ya te olvidé.
El pelo atado a fuerza de cintas como alas,
que en las tardes de la escuela
volaban entre sumas y restas.
Ya te olvidé.
La calle de punta a punta
recorrida en bicicleta,
hasta que el sol se ponga
y antes de que oscurezca.
Ya te olvidé.
El primer desvelo causado
por descubrir que la noche sigue
aunque la persiana se cierra.
Ya te olvidé.
El cuerpo a cuerpo temprano,
goce en un mar de estrellas.
El huracán y después la calma.
El olor, el gusto, el miedo.
Ya te olvidé.
La risa insostenible hasta las lágrimas
la que contagia
hasta el hartazgo de morir riendo.
Ya te olvidé.
El amor primero,
el más sano,
el más limpio,
el más eterno.
Ya te olvidé.
La imaginación como política
y la música como credo.
Ya te olvidé.
Ya te olvidé.
Y no puedo.


4 comentarios:

Blanca dijo...

està buenìsimo!

miriam dijo...

hay aquí un eco de viejos poemas que sostiene la voz actual... es un placer leerlo, releerlo...

Pá dijo...

Magnífico Vicky.

seba dijo...

muy lindo vicky