Vuelos, descensos y caídas del taller literario de la Asociación Cultural Rumbo

15 de diciembre de 2011

UNA LUZ EN LA VENTANA, por Blanca Ciffo

Una luz entró por la  ventana, apareció otra y otra. Fueron multiplicándose, como así también se diferenciaban   entre ellas  por sus  tamaños y variedad de  colores.
Por un momento creí tener el firmamento dentro de mi habitación. A todas las veía en constante movimiento,  menos una que se había posado sobre mi rostro y me atraía  demasiado.  Precisamente esa luz  no me transmitía  la suficiente calma que ofrece el arc iris después de diluviar. Ella quería  llevarme.  Sólo atiné  a decirle que se marchara  y  que aún  no estaba preparada  para ese viaje desconocido. En vano fueron mis súplicas  porque, ahí se quedó  inmóvil y yo tratando  de escapar de esa situación.

Luego comenzaron a entrar  nubes de plumas que  explotaban al rozarse.   Llegaron   a formar una  muralla a mí alrededor.  Ya no veía las luces.
Sentí mucho miedo y  frío a la vez. Pensé  en el frío de la muerte. Las plumas seposaron sobre mi cuerpo aún latente, como si quisieran darme  abrigo.
La transmutación se hizo presente en todo mí ser, con  largas y ágiles  piernas corriendo sin rumbo alguno. Me habían crecido alas pero no podía  volar.
Al instante por esa misma ventana entró una gran lombriz, no le di mucho tiempo para desplazarse, porque la devore.

Trataba de salir de ese lugar. Todo se entremezclaba, el temor y la risa al sentir ese extraño contacto que me producían tantas  plumas en los brazos, en el cuello.

De pronto pude despertar y comprobar  cómo  la luz del alumbrado público traspasaba las hendijas de la cortina metálica.
Las plumas de mi almohada se habían esparcido por toda la cama.

1 comentario:

María dijo...

Deslumbrante! Qué serán las "plumas" para vos?